En el contexto de una guerra entre los hombres y unos monstruos marinos que les han devastado desde el inicio de los tiempos conocidos, una niña huérfana y con ganas de aventura llamada Maisie y un cazador de monstruos llamado Jacob cruzan sus caminos en una cacería que termina con ambos siendo salvados por precisamente el monstruo marino al que buscaban exterminar. Esto supone una catársis para él, que no se ve capaz de matar a estas bestias sabiendo lo que sabe, y un gran descubrimiento para ella, al darse cuenta de que todas las historias de la oscura y larga guerra no son más que propaganda exagerada y creada por la corona que se beneficia de estas cacerías. Tras enfrentarse al capitán del barco Inevitable, una figura paterna para Jacob obsesionada con la caza, muestran a la población esta nueva verdad, que cambia la forma en que se relaciona con los monstruos para siempre. Al final, la larga guerra no era más que una gran mentira con un propósito concreto y funcional, pero que había provocado la muerte en vano de miles de cazadores y el miedo de una población que no podía hacer nada salvo verlos como héroes haciendo lo que se debe hacer.
Y esto no es más que un calco de las guerras que los gobiernos han mantenido con el claro objetivo de enriquecer al país y, sobre todo, a ellos mismos, creando propaganda que hace ver al diferente como un peligro obligatoriamente a eliminar. Como Freud ya dijera, la guerra es el pretexto perfecto para que el ser humano deje su instinto asesino, ya que no existe el reproche de los suyos, que también han consumido esa propaganda. Pero aquellos que miran más allá, y específicamente aquellos que se han visto cruzando la línea de la acción, tienen el poder de pararlo y crear un mundo más unido. Porque todo lo que conocemos nos lo han mostrado, probablemente gente a la que respetamos como héroes. Sin embargo, se puede ser un héroe y hacer el mal, si ese héroe ha sido encomendado por falsos dioses.
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