Mob Psycho 100 cuenta parte de la adolescencia de Shigeo Kageyama, un chico con enormes poderes psíquicos, los mayores vistos en un mundo relativamente acostumbrado a ellos. Plantará cara a varios problemas (muchas veces sin que sea su intención), pero el mayor de ellos será lidiar con sus propios poderes, que pueden herir a la gente si no los controla. En su camino, pasará de ser alguien solitario a conocer a muchas y variadas personas que enriquecerán su vida de diferentes maneras. Está su maestro, un espiritista estafador que le utiliza para salvar su negocio, pero que le cuida como a un hijo. Su hermano, que le apoya incondicionalmente a pesar de que teme sus poderes. Su rival, al que cambia la vida tras darle una lección casi sin querer. Hoyuelo, un espíritu en principio maligno pero que se vuelve inseparable de Shigeo. Incluso está el club de físicoculturismo, que le levanta el ánimo e incluso defiende cuando hace falta. Toda esta gente, y mucha más, crea la enorme red de amistades que Shigeo siempre había necesitado y no sabía.
Esta no es sólo una serie sobre lo que es la adolescencia. Es una obra sobre lo que significa ser persona, o aprender a serlo. Sobre darte cuenta de que todos tus miedos y deseos son diferentes si te paras a pensar en que tienes a alguien al lado. Y todo esto ha sido muy significativo para mí mismo.
Shigeo teme el gran poder que tiene. Teme no poder controlarlo cuando llegue la ocasión, que seguro llegará. Yo, por otro lado, temo el poco poder que tengo. Temo el día en que tenga que tomar control de una situación y mi propia incapacidad no me lo permita. Vivo atemorizado. Aunque no lo parezca, son dos problemas que tienen la misma solución.
Tras muchas experiencias, Shigeo se da cuenta de que ese miedo puede dejar de existir. Y esto es gracias a la gran red de apoyo que tiene la suerte de tener a su alrededor, formada por las personas con las que simplemente ha sido amable y honesto. Esas "probabilidades" no importan, porque los problemas que pueda tener confiará en que no estará sólo para resolverlos. Comienza a dejarse llevar y es lo que le permite llorar cuando le rechaza la chica que le gusta y reír cuando a su maestro le dan un tartazo. Dejar fluir sus emociones. Aceptar el devenir con lo que tiene, con lo que ha aprendido y conseguido. Porque nadie tiene nada más que eso.
Shigeo temía hacer daño a otros igual que nosotros tememos hacernos daño a nosotros mismos si salimos ahí fuera y nos exponemos a la gente. Tememos que nos rechacen hagamos lo que hagamos. Pero yo también tengo una red de apoyo que se ha formado alrededor de mí casi sin darme cuenta. Ha costado mucho tiempo, aunque no puedo decir que esfuerzo. Ellos y ellas me sorprenden incluso cuando no me siento suficiente para ellos, Quizá sólo se trata de eso. De soltar el ego, el querer y el deseo y dedicarse a algo tan sencillo como ser bueno (o lo mejor que se pueda) con los demás.
Sin embargo, mi búsqueda de mí mismo continúa sin fin, quizá impulsado por deseos inyectados desde fuera, ideales inalcanzables y sesgos malignos. Pero sólo con escribir esto me estoy demostrando que soy mucho mejor que eso. Debería alegrarme de lo que he conseguido.
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