Barbie y su mensaje



Barbie ha causado auténtico furor en los cines. No sabría decir si más por la fama de la muñeca en sí, por su tándem actoral de oro, por su gran dirección o por plantear una crítica social muy apropiada para nuestro tiempo. Ahora, ¿qué tal hace esto último?

Empecemos por el principio: ¿de qué va Barbie? La historia planteada no es simplemente una aventura en un lugar excéntrico, como ya hicieran algunas películas de animación. Aquí estamos ante una rotura de la pared que separa el producto fabricado por Mattel de nuestra propia y compleja realidad. Así va la cosa: un día, la Barbie principal (barbie estereotípica) se despierta en su mundo, un estéril decorado perfectamente pastel en el que habitan otras Barbies. El ambiente es ideal, con cada una de ellas encajando en un empleo necesario, su autoestima por las nubes y sus relaciones perfectamente sanas. Los Ken (y un Alan) viven en este mundo también, pero no se dedican a hacer mucho salvo animar y apoyar a las Barbie, además de ser "novios" de ellas (no hacen nada salvo apoyarlas e irse para no molestar).

Todo iba bien en este día tan genial como todos los anteriores y todos los siguientes hasta que, como en toda utopía ficticia, algo sale mal. La Barbie principal, Barbie estereotípica, comienza a pensar en la muerte y, lo que es mucho peor, sus pies se ponen en posición normal, en vez de sus habituales talones alzados. Acude a ver a la Barbie rara, una especie de curandera excéntrica que le dice que sus problemas se deben a que alguien está jugando incorrectamente con ella en el mundo real. Así, Barbie estereotípica se embarca en un viaje interdimensional loquísimo para conocer a esta persona y arreglarlo todo. Sin embargo, el mundo no es como espera: no es un paraíso de las mujeres gracias al símbolo Barbie, sino que está dominado por un patriarcado feroz que no tarda en mostrar los dientes con acoso callejero, comentarios, favoritismos, etc. Mientras que Barbie se viene abajo por este descubrimiento y experimenta por primera vez sentimientos negativos, Ken ve un mundo en el que puede triunfar por sí mismo y siente crecer su poder. Con todo esto, Barbie encuentra a la niña que juega mal con ella, Sasha, quien parece odiarla por todos los estereotipos de género que su existencia ha favorecido. Barbie se viene abajo de nuevo, pero gente de Mattel viene a por ella y la lleva a conocer a la cúpula. Ken, mientras tanto, vuelve a Barbielandia para compartir con todos esas maravillosas nuevas ideas de masculinidad.

Tras ver que los de Mattel no son los dioses que ella creía, sino una empresa controlada por hombres que busca lo que todas, escapa y es rescatada por Sasha y su madre, descubriendo que fue esta última quien jugaba por la nostalgia y la pena de sentirse alejada de su hija adolescente. Juntas, van a Barbielandia pensando que así se resolverán los problemas, pero allí se encuentran con que los Ken han tomado el mando, lavado el cerebro a las Barbies para que sean esposas ideales y llenado todo de cuero, cosas de caballos, deporte y coches muy grandes. Ken lidera este mundo, y enfrenta a Barbie echándole en cara que nunca le tomara en serio y, básicamente, sucumbiese a su amor. Barbie vuelve a venirse abajo, pero con la ayuda de las Barbie raras y retiradas, y un discurso de la madre de Sasha sobre lo que significa ser mujer y los problemas que trae en el mundo real, se pone manos a la obra para resolver esto. 


Así, secuestran una a una a las Barbies con el cerebro lavado y les hacen oír el discurso, recuperando su antiguo yo. Tras esto, tratan de enfrentar a los Ken entre sí fingiendo que juegan a dos bandas, dando atención a uno para después irse con otro. Funciona, y los Ken inician una guerra de bromita hasta que entienden el absurdo y se alían de nuevo. Pero es tarde, porque las Barbie ya han tomado el mando de nuevo, y un ya derrotado Ken discute con la protagonista sobre lo que se espera que ellos sean, novio y novia. Sin embargo, tras todo lo vivido, Barbie le hace ver como él y todos son mucho más de aquello que se espera de ellos. Así, el problema se resuelve y el mundo de Barbieland asiste a un nuevo amanecer. Sin embargo, Barbie estereotípica ya no es la misma que antes. Ante ellas, aparece Ruth Handler, creadora de Barbie, para explicarle lo que supone vivir y ofrecerle habitar como humana el mundo real. Ella acepta, y lo primero que vemos que hace es ir al ginecólogo.


Cualquiera que haya llegado hasta aquí puede notar algo curioso: al contrario de lo que hubiera parecido por los trailers, esta película no es sólo una aventura para niños. Aquí permea un mensaje social muy claro, relativo a la igualdad de género. Sin embargo, y aún habiéndola disfrutado mucho, no termina de convencerme en ciertos aspectos. Y todo empieza, precisamente, con el tono. 

Todos los personajes son más bien ingenuos, infantiles a pesar de que se hablen de problemáticas muy serias y reales. Quizás es una forma de mostrar de forma más evidente la problemática, sin complejidades que estorben. Pero la comedia infantil y el drama existencial se entrelazan de formas que no habia visto nunca. Por ejemplo, no se trata de que solo los personajes de Barbielandia sean infantiles: también los jefes de Mattel, por algún motivo. Y se supone que deberían representar la oscura costumbre de las empresas de aprovechar y mercantilizar las luchas sociales. Pero claro, no saben muy bien lo que hacen porque esto sigue siendo una película multimillonaria financiada en parte por esta misma compañía. Esto a pesar de que la cinta, de forma explícita, trata de recalcar que la creencia de que las Barbie ayudan a resolver los problemas sociales es falsa por mucho que la empresa se enorgullezca de ello. 


Pero vayamos a otro punto que no me cuadra: el final. Y es que, ¿qué se supone que han aprendido las Barbies? ¿Su sociedad perfecta y falsa se abrirá más a los Ken, que no pintan nada? Los Ken ya no dependen de ellas, ¿qué harán? Pero, es más, ¿era ese el verdadero problema de esa sociedad? ¿No lo es el hecho de que todo eso es falso? ¿De que las albañiles no están construyendo nada? ¿De que el premio Nobel lo gana siempre la misma Barbie escritora? ¿Por qué sólo la Barbie estereotípica puede ver más allá y querer vivir como humana? Me cuesta mucho relacionarme con el viaje de estos personajes. Quizás, como hombre, no tengo por qué entender el de las Barbie, pero tampoco comprendo el de los Ken. Si es cierto que el mensaje de unión y de romper estereotipos como la no expresión de sentimientos están ahí, pero se ataja demasiado.

Entiendo lo que la película quiere criticar. Y lo hace muy bien: es clara en los aspectos que denuncia. Me gusta el contraste la primera vez que van al mundo real. Tiene puntazos sobre la presión social y lo que se espera de todos, como Ken no sabiendo qué hacer con ella si se queda a dormir, pero proponiéndolo igual. Supongo que se trata de empoderar a las Barbies. Pero es que ya lo estaban, sólo que demasiado. Su mundo se plantea como un opuesto al nuestro, en el que los hombres son los segundones. Pero no es opuesto, porque no existe el acoso ni las Barbie tratan de quedar por encima de los Ken, ni tampoco parece que eso se resuelva, al igual que se quiere resolver el nuestro. Y es por este lado que llega lo que más me confunde de esta película. el discurso de Gloria, la madre de Sasha. Ojo, tiene más razón que una santa y mi crítica no va por ahí. Va por el hecho de que este discurso sirva para hacer que las Barbies despierten y se rebelen. Porque, ¿qué narices entienden las Barbies de lo que les están contando? ¿Por qué se sienten relacionadas con los problemas de mujer del mundo real si en su mundo no existen? Y no me sirve que hayan experimentado el patriarcado de los Ken, porque no es más que una parodia mal hecha y desestructurada que no tiene las complejas ramificaciones que sí tiene en el mundo real y que critica Gloria. Ese discurso no es para las Barbies, es para la audiencia. Aunque es un buen discurso.


Y por este discurso pienso que, quizás, como da a entender el final, todo esto sólo trata de la alegría de vivir como una persona mas. Puedo ver la crítica a la sensación de que el mundo real ya da por luchados los derechos de las mujeres, a pesar de que no ha cambiado todo tanto, y puede que las propias mujeres se vean encajadas en un papel por creer que no es así. Porque estar encajada en un lugar no te hace valer menos, pero todo el mundo debería de poder salirse de ese molde cuando quisiera. Y esto también se puede aplicar a los hombres cohibidos por el patriarcado como Ken. 

La problemática que denuncia, lo haga como lo haga, es real. Y el hecho de que se haya anunciado como una película infantil y familiar, y el tono infantil del que antes me he quejado, han hecho que muchas niñas y niños se hayan visto, desde muy temprano, expuestas a conceptos que puede que no hubieran llegado de otra manera, y me alegro de que sea así. Puede que todo de lo que he criticado no importe, y ayude a una generación a observar su sociedad con un ojo más apropiado. Incluso tengo la sensación de que hay mucha aceptación de esta película entre personas que siempre han sido escépticas cn estos temas. Y con eso basta.

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